La pedrada menos certera o el salivazo más condescendiente, expelidos por el delincuente mayor o el pandillero más raso del llamado Poder Popular “Bolivariano”, es potencialmente mortal, dadas las connotaciones infecto-contagiosas de todos los integrantes de la referida gavilla. Lo mismo ocurre con las delaciones y demás chismes muy por banales que nos parezcan, difundidos por los referidos celadores de la moral, urbanidad y buenas costumbres roboLucionarias, promovidas a través de la aplicación o la “App del Sapeo de la Patria”, puesta en servicio semanas atrás, por el desgobierno forajido de Venezuela y que no sirve más, que para reprimir, encarcelar, chantajear –¡Ah chantajear!— perseguir, aterrorizar, a ciudadanos, decentes o indecentes, porque en esa materia la RoboLución no discrimina.
Vista semejante musculatura bélica, resulta comprensible desde su punto de vista, que la “suciodicha” RoboLución haya enrolado a los integrantes de la referida banda, léase, borrachitos, adictos, distribuidores y aguantadores de toda clase de sustancias ilícitas, vagos profesionales, maleantes, estafadores, rateros, frotaesquinas de la "política", en general, como aguerridos soldados para enfrentar el posible desembarco en nuestras costas, de los marines del míster “Donaltrón” ---como lo llama en su germanía, el capo de semejante organización criminal.
Abrigamos ciertas dudas. Nos cuesta creer que a la hora de echar y recibir ¡plomo carrizo! ni a los invasores ni al mismísimo, míster “Donaltrón”, les resulte disuasivo, ni les importe un cipote, figurar en las listas de la referida “App o Aplicación”, como imperialistas, capitalistas o como ¡gringos go home!.
No le deseamos mal a nadie. Pero ya que se han venido lucrando con actividades tan rastreras, no deja de ser merecido que a dichos delincuentes-soplones se les haya asignado el honor de servir de carne de cañón, en la posible conflagración militar.
Advertencia al susodicho “Donaltrón”, incluidos sus temibles marines y comandos SWAP: Jamás han enfrentado ni enfrentarán a líder antiyanqui más intrépido.
Me parece oírlo, verlo reflexionando, para sus adentros y sus afueras:
—¿Practicarme, yo, el harakiri con una daga y despelucarme el bigote, para no capitular deshonrosamente, si es que estuviese en tal disyuntiva? ¡Eso jamás! No soy ningún samurai, ni nativo de Okinawa o de Nagasaki, sino que nací, crecí y fuí mal mañoseado, en Cúcuta, Departamento Norte de Santander para oprobio del noble gentilicio colombiano. Así que al primer disparo ¡patas pa´qué las tengo!
En los minutos previos a todo combate a muerte se impone una arenga. Será pronunciada vía satélite, porque resulta poco probable que el arengador se atreva a asistir personalmente, a ningún sitio que huela a pólvora. A saber:
—Compatriotas y compatriotos: ¡Es preferible vivir arrodillados cual la camarada Mónica Lewinsky, ante rusos, chinitos, chinotes, castrocubananos, las FARC, el ELN, a morir despanzurrados en un campo de honor! Antiimperialistos del Mundo: La Patria os lo demanda. Entreparpentesis: Diosdado, haz como yo: Quítale la mirilla a tu mazo dando y embadúrnalo de vaselina que, por mi parte ya le he quitado la suya a mi Magnum 357 y le puesto a su cañón dos potes de vaselina. Y ahora, camarados y camaradas, repitan conmigo "¡Corruptos!/ ¡Unidos!/¡Jamás serán vencidos!" Aunque cuando reviente el primer cartucho ya lo saben: yo estaré cómodamente instalado en mi búnker subterráneo, a prueba de bombas atómicas, con aire acondicionado y “Netflix enclavado en las profundidades del Aeropuerto Internacional de Maiquetía, presto en el primer avión que salga pa´ l extranjero, cuando la cosa se esté poniendo fea.
@omarestacio



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